martes, 16 de diciembre de 2008


Siempre nos hacemos una imagen equivocada de los demás, y siempre es mejor o peor de lo que luego la persona es en realidad. De ahí salen las grandes amistades y también las grandes decepciones. De la primera opción saldrán futuros chascos y de la segunda saldrán barreras que te impedirán confiar en otra gente. Con lo cual se nos plantea un resultado bastante desolador, aunque bastante realista por otra parte: no se puede confiar ni en uno mismo. Porque nosotros también nos decepcionamos a nosotros mismos muchas veces, de hecho, éstas son las peores decepciones, los peores chascos. Es complicado llegar a conocerse a un nivel tal, que tus actos, pensamientos, palabras,… no lleguen nunca a hacerte sentir mal. ¿Quién eres de verdad? ¿Quién eres cuando ni si quiera tú mismo sabes quién eres? ¿Eres una decepción? ¿Si eres una decepción para ti mismo lo eres también para los demás? ¿Puedes ser decepcionante sin decepcionar a los demás? ¿Será que cuando uno se conoce a sí mismo, jamás se puede sentir decepcionado y por lo tanto, jamás nadie lo decepcionará? Me siento perdida en el universo de mí misma, y me parece que he perdido la memoria y los recuerdos porque no sé quién soy, y por eso sólo puedo decepcionarte.

miércoles, 10 de diciembre de 2008


Lo único que nos hace ser diferentes de los demás es nuestra imaginación. Si en algún momento ésta se pareciera a la de los demás... Nadie imagina como tú. Tú no imaginas como nadie más. Eso es lo que nos define, y lo que nos hace únicos. La imaginación genera los mundos en los que vivimos, y nos hace vivir lo que en estos mundos jamás podremos tener. La imaginación es el arma más poderosa que tenemos. Ya lo dijo un sabio filósofo musical: IMAGINE.

miércoles, 3 de diciembre de 2008


Las huellas que dejan tus pies en mi arena se borran con cada ola que pasa.

lunes, 24 de noviembre de 2008

El rock me produce melancolía


Lo último que se pierde no es la esperanza, sino la VIDA.

Y nunca nos quedará París,
porque los recuerdos se pierden en el vacío de la memoria.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Con el permiso del señor Cortázar...

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca, y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuvieramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Mentiras, sexo y cintas de vídeo


Una mentira lleva siempre a otra mentira, y ésta al sexo... con lo cual el sexo es una gran mentira. Puedes corroborarlo grabándolo en cintas de vídeo. Pero no creas todo lo que ves. La magia del cine existe. Otra gran mentira que lleva a otra mentira, que es el mundo en el que vivimos.

jueves, 6 de noviembre de 2008

El principio de algo...

Suaves. Muy suaves. Tenía los brazos extremadamente suaves. Mil plumas podrían deslizarse por sus brazos color canela, a veces amarillenta, una tras otra, como niños que bajan despreocupados por un tobogán. Ligeras, siguiendo las curvaturas e imperfecciones, pocas, de su piel. Se depilaba los brazos frecuentemente, con cera en el mayor número de ocasiones, con cuchilla, en los momentos de mayor inseguridad e introspección. Como ahora. No le gustaba nada ver su cuerpo desnudo adornado con vello, lo aborrecía. A veces la pereza le generaba una gran aversión hacia sí misma, y no era capaz de mirarse más de dos veces seguidas al espejo, cuando el pelo poblaba ciertas zonas de su cuerpo. Por lo general eran las cejas, que tras días sin depilar le producían un odio muy similar al que sentía por su madre, cuando hablaba con ella por teléfono y de repente su tono se volvía apático y desganado y no sabía el porqué.
Sus brazos brillaban bajo la poca luz que se colaba por el ventanuco. Y es que a esas horas apenas daba el sol en ese lado del patio, y el plástico opaco que estaba pegado al cristal envilecía todavía más la estancia. Aquel plástico, que fue lo primero que vio al entrar en el baño, y le pareció cutre para su casa, pero todavía sigue ahí, luchando por mantenerse entero, y cumpliendo su función. Aun así su piel resplandecía. Gotas de sudor se mezclaban en sus poros con gotas de vaho, cubriendo sus extremidades con un fino manto, que cualquiera hubiera querido retirar gustoso de un lametazo.
Las manos le colgaban relajadas, con los dedos abiertos, como extasiados, dados de sí. Arrugados y morenos, los dedos concluían en unas uñas roídas, desconchadas, entre las que se dejaba ver un esmalte rojo. Y es que la vida no le había dado descanso en mucho tiempo como para que dejara de mordérselas. Tampoco para que dejara de fumar, o de beber… El rojo putón había dejado paso al rosa dulzón, infantil y enternecedor, ya casi sin simbología. Aunque realmente sólo se había pintado las uñas aquella mañana porque le hacían juego con los zapatos, que sí tenían simbología.
A la altura de los codos, casi en el límite del borde de la bañera, estaba el agua, rebosando, luchando por quedarse dentro del gran recipiente marmóreo. Era una bañera italiana del siglo XIX, de esas que pasan de padres a hijos, generación tras generación. Y después había pasado a ella. En un mercadillo había conocido a un anticuario, bastante atractivo, demasiado para su gusto. Petulante, redundante, convincente. Tanto que acabó llevándose la bañera italiana y un jarrón a juego, que había roto no hacía demasiado tiempo en un intento por soltar la rabia que llevaba dentro. Apenas le costó seiscientos euros. Tenía las patas doradas, imitando las de un animal, un león casi con total seguridad, al igual que el grifo, por el que no siempre salía el agua a la temperatura deseada. El recipiente era blanco, sin brillo alguno, con arañazos y golpes en el lado derecho que su primer dueño habría hecho al intentar sacar la bañera de su piso. Una bañera que era como un huevo duro por fuera, y a veces igual de maloliente por dentro.
Ambos antebrazos se descolgaban sin pudor desde el borde hacia el suelo. A veces sus dedos se movían, despacito, sin prisa, haciendo crujir las articulaciones de las falanges y también los nudillos, con posturas que fácilmente podría adoptar un enfermo de artrosis.

Quiero que el salón huela al humo de tu pipa, el tabaco avainillado que has fumado tantas décadas. La mecedora se mece sola, al compás del viento que entra por la rendija de la puerta. Todavía recuerdo cuando entraba en la habitación y tú estabas allí, de espaldas a mí, con tu tic gutural que tanto me molestaba cuando veíamos la tele. Y el olor a Agua Brava que se metía cuidadosamente por mis fosas nasales, para hacerme vomitar cuando se mezclaba con mi desayuno. Los abrazos eternos que me hacían sentir como dentro de un saco de arrugas. El vaso de agua del baño, por las noches, lleno de dientes y encías, y besos. Y ahora que soy joven recuerdo con ternura cuando éramos mayores y no teníamos prisa por la vida, qué lejos quedaban entonces las trivialidades y los errores. Qué lejos la muerte, que ahora saboreo más de cerca según me acerco a la niñez, el momento en que me olvidaré de que tengo ideas, todo será más fácil, y te olvidaré. Regresaré al vientre materno y entonces volveré a nacer. Qué felices éramos de viejos, amor, pero un día desapareciste y no sé dónde volverás a aparecer. Ayer, paseando, por la calle, olisqueé un tabaco avainillado y te recordé...

miércoles, 29 de octubre de 2008


¿Sabes? Me da igual... No voy a concederte ni un minuto más de mis pensamientos.

martes, 21 de octubre de 2008


En el límite del Bien y del Mal
A punto de apagar el interruptor
Y abrir la mente a un nuevo mundo
Come back home
But you will never be the same

viernes, 17 de octubre de 2008

Denominaciones de origen


Es sorprendente cómo las "denominaciones de origen" pueden llegar a trastocar tu personalidad, tu vida y la de los que te rodean o quieren rodearte. Desde que naces hasta que mueres la sociedad en la que nos ha tocado vivir nos etiqueta: eres la hija de..., la nieta de..., la puta de..., la amiga de..., la novia de... Y lo peor es que el sambenito no te lo quita ni Dios. Se te acumulan las etiquetas y por mucho que cambies o te escindas de las personas por las que tienes denominación de origen, nunca serás tú, sino "la de". Yo soy la hija de Paco y Loli, la nieta de Ser, la puta de 4º de la ESO, y "la novia de". Realmente sólo las dos primeras afirmaciones son ciertas, pero YO SOY YO, una persona para empezar, indisoluble, que no necesita de ninguna etiqueta para vivir, pero las etiquetas no me dejan seguir viviendo.

miércoles, 15 de octubre de 2008


Mi blog se ha convertido en un vómito sentimental... puag!

El mundo al revés


Es increíble cómo el destino te la juega a cada paso que das. Y nunca te complace, porque nunca te deja hacer las cosas a tu manera. Él ha decidido cuáles son tus pasos y no puedes hacer nada por cambiarlos. Es el juego que nos tiene preparado el destino, el juego del mundo al revés: lo que uno quiere en cada momento es inversamente proporcional a lo que uno no quiere en ese momento. Algo así como lo que yo quiero ahora no me va a venir dado hasta que yo deje de quererlo... !Juego cruel¡ ¿Y si engañamos al destino y le hacemos creer que no queremos nada? ¿Nos devuelve todo? Igual que nosotros fingimos, todos fingen, el destino finge... el mundo está patas arriba. Dentro de X tiempo me vendrá lo que quiero ahora, pero entonces ya no lo querré. Y ahora me viene lo que quise durante mucho tiempo... Pero se la jugué al destino, porque realmente no lo quería, ni antes ni después.

martes, 14 de octubre de 2008

I´m crawling in the dark


I will dedicate and sacrifice my every-thing
for just a seconds worth of how my story's ending
and I wish I could know if the directions that I take
and all the choices that I make won't end up all for nothing.
Show me what it's for
make me understand it
I've been crawling in the dark
looking for the answer
is there something more
than what I've been handed?
I've been crawling in the dark
looking for the answer.

Help me carry on
assure me it's ok to
use my heart and not my eyes
to navigate the darkness
will the ending be
ever coming suddenly?
will I ever get to see
the ending to my story?

So when and how will I know?
How much further do I have to go?
and how much longer until I finally know?
cause I am looking and I just can't see what's in front of me
in front of me.

jueves, 9 de octubre de 2008

El fin del romanticismo

Qué daño nos han hecho las películas a las mujeres, que todavía pensamos que nuestro príncipe azul nos está esperando a la salida de casa, con un ramo de rosas rojas y bombones adelgazantes. Pensamos que nuestro príncipe nos va a mantener toda la vida, nos pedirá matrimonio tras un mes de relación, con sexo pasional y entregado, y "sí, mi vida" y "sí, mi cielo" cada vez que te llama, una de esas mil llamadas que te hará en el día, sólo para decirte "te quiero" o "sólo te llamo para saber si estás bien". Ese príncipe guapo, simpático e inteligente, pero no demasiado, por lo menos no más que tú, que en vez de en un caballo cabalga sobre un Ferrari. Qué sólo te mira a ti y no mira de reojo a ninguna pechugona cuando vais felizmente abrazados por la calle. Que te ve cansada cuando llegas de trabajar y ya te ha preparado tu comida preferida, con un mandil y nada más debajo. Ese príncipe que a los dos días ya te ha presentado a toda su familia, y encima te tratan bien. Ese príncipe no existe ni siquiera en las películas. Pero a estas alturas de la vida yo me conformo con la rana. Fuera romanticismos. Croac.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Te invito a mi vida, a mi mente, a conocerme. A rescatarme y que te rescate. Te ofrezco algo nuevo, fresco, divertido. Dame la mano y te enseño el mundo, el mío, el de todos, el de nadie. Pero acércate ya porque a mí pronto se me olvidan las cosas, y la distancia hace perecer mis recuerdos. Ven, no tengas dudas. El ritmo lo dictas tú, tengo paciencia, mucha, demasiada. Te puedo esperar hasta el fin de los días, pero sólo te puedo besar hoy y mañana. Tómalo o déjalo, pero hazlo ya.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Saliendo del pozo

Si pudiera pedir un deseo y supiera que se me iba a cumplir, pediría que el mundo girase más rápido, que pasen los meses y que vuelva a ser yo. Quiero salir de este pozo, en el que me he estado ahogando durante años, tragando sin parar un agua muy turbia. Quiero saber que todas todas mis relaciones serán de otra manera, más sincera, mas cercana, más tolerante. Quiero hacerme valer y recuperar mi autoestima, que se quedó atrás en alguna de las mareas. Quiero que mis lágrimas sean merecidas, las de dentro y las de fuera. Quiero poder caminar por la calle con la cabeza bien alta, y no encontrarme el suelo a cada paso. Respeto. Quiero respeto. No quiero hacer daño a la gente, ni que la gente me haga daño a mí. Y reír, reír sin parar, hasta que me duela la barriga, sin tener que fingir. Aguantar la soledad con solera, con tranquilidad, con paciencia, con humor, con ganas... No quiero estar con gente y sentirme sola. No quiero momentos de agobio y de ahogo porque no tengo a nadie que me riña por dejar mi ropa en el sofá. Quiero levantar los brazos y agarrarme al borde de este pozo, del que quiero salir ya, porque desde aquí veo la luna, pero no la puedo tocar...

martes, 23 de septiembre de 2008


Lo que no te mata te hace más fuerte.
Ahora lo sé. Sobreviviré.
Me he desenganchado de ti.
Y como venganza
te he dejado una huella imborrable
en tu ser.

domingo, 21 de septiembre de 2008


¿Alguna vez piensas en mí?
¿En cómo sería respirar sobre mi piel,
acariciando mis poros con tu aliento,
deslizando tus dedos por todo mi cuerpo,
en mirarme a los ojos y entrar dentro?
Así sabrías en lo que yo pienso.
Si alguna vez piensas si yo pienso en ti,
la respuesta es sí.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Microscopios eróticos

Me he permitido la desfachatez de robarles el nombre del libro estrella a unos compañeros de otros años del máster. Microscopios eróticos, un libro de fotografía de desnudos y poesía de desnudos también. Pero yo quiero darle una vuelta e interpretarlo my way. De hecho me voy a salir totalmente de este libro, y os voy a contar que lo erótico sólo se ve a través del microscopio. Minucias, detalles, pequeñeces, que conforman un todo que pasa por la retina de tus ojos y llega a tu cerebro, que lo transforma en algo erótico. El microscopio de tu cerebro analiza las muestras, de cada persona, de todas las personas, del mundo entero, y te transmite su erotismo, en el que encuentras tanto placer... Las cosas pequeñas que pasan por el filtro de tu microscopio erótico se convierten en las grandes pasiones que mueven al mundo.

martes, 16 de septiembre de 2008


Besos en precipitada caida

viernes, 12 de septiembre de 2008

Algún día te contaré muchas cosas que no sabes y que no sé si te gustaría saber. Que ya te conocía antes de todo este paripé, pero las circunstancias son como tener delante una pared. Mi mente se cortocircuita cuando piensa en cómo y en por qué, pero créeme que piensa mucho en ello, en ti. Las obsesiones nunca me han reportado nada bueno y todo esto está empezando a ser así, pero no puedo evitar el rumor que me recorre por dentro. ¿Recuerdas cuando nos vimos? Me refiero a la primera vez. ¿Y cuando se derrumbó la pared? Me refiero a la última vez, a esos minutos que se hicieron horas. ¿Se te hicieron horas a ti también? Algún día te contaré muchas cosas que no sabes y que no sé si te gustaría saber.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Enganchada a la droga

Me siento irremediablemente atrapada, cada vez que respiro lo necesito, pero a la vez me entran náuseas de pensar en mi debilidad. Es fácil conseguirla, sólo lo tienes que pedir, ya está. Empieza a hacer efecto en tu cerebro, en tu corazón, sonríes creyendo ser feliz. Y cuando se pasa el efecto te das cuenta de que no te ha reportado nada, nunca te ha reportado nada, pero aún así quieres más. Ya te has enganchado de nuevo sin darte cuenta, y poco a poco te come por dentro y tú sólo haces que aparentar por fuera. Y cuando después de una semana crees haberte desenganchado, te das cuenta de que estás más metido que nunca. Estás enferma. Te lo dicen, no escuchas. Sabes que tú puedes controlarte. Pero no es así. Necesito sacar la cabeza y mirar a mi alrededor y soltarme del lazo que me une a ti, porque tú y sólo tú eres mi droga. Y cada día que pasa me matas un poco más. Estoy enferma.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

La independencia

Una de las tareas más difíciles para el hombre es conseguir su propia independencia. Una vez que la consigue es por fin libre. Ya no hay nada que le ate a lo terreno, y entonces... ¿merece algo la pena? La desvinculación emocional, la tan ansiada independencia, nos conduce al suicidio. No eres libre, eres una víctima más de la frialdad y la insensibilidad. La independencia nos aisla, crea una pantalla de hormigón ante cualquier pista de sentimientos. Pero ¿con quién va a estar uno mejor que consigo mismo? ¡Arriba las armas! ¡Quiero mi independencia!

viernes, 6 de junio de 2008

Casualidad=Causalidad



Mi hermano postizo me dio un buen consejo en una sesión de cañas: "Hay que perseguir por delante". Así que me puse a la tarea, seguir y perseguir por delante, y pasé de la casualidad a la causalidad... hasta que me di de bruces contra una farola. O eso creo. En fin...