jueves, 9 de octubre de 2008

El fin del romanticismo

Qué daño nos han hecho las películas a las mujeres, que todavía pensamos que nuestro príncipe azul nos está esperando a la salida de casa, con un ramo de rosas rojas y bombones adelgazantes. Pensamos que nuestro príncipe nos va a mantener toda la vida, nos pedirá matrimonio tras un mes de relación, con sexo pasional y entregado, y "sí, mi vida" y "sí, mi cielo" cada vez que te llama, una de esas mil llamadas que te hará en el día, sólo para decirte "te quiero" o "sólo te llamo para saber si estás bien". Ese príncipe guapo, simpático e inteligente, pero no demasiado, por lo menos no más que tú, que en vez de en un caballo cabalga sobre un Ferrari. Qué sólo te mira a ti y no mira de reojo a ninguna pechugona cuando vais felizmente abrazados por la calle. Que te ve cansada cuando llegas de trabajar y ya te ha preparado tu comida preferida, con un mandil y nada más debajo. Ese príncipe que a los dos días ya te ha presentado a toda su familia, y encima te tratan bien. Ese príncipe no existe ni siquiera en las películas. Pero a estas alturas de la vida yo me conformo con la rana. Fuera romanticismos. Croac.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los príncipes azules siempre acaban destiñendo, eso es algo que todas comprobamos tarde o temprano, pero anímate... Los hay de otros colores y también pueden estar bien. Arriba ese ánimo, chica!!!(Angi)

Anónimo dijo...

Espectacular... pero... no te des nunca por vencida, a veces, cuando menos te lo esperas, surge algo de la nada que te hace volver a pensar que los principes azules existen, pero sólo uno para cada una. Eso sí, nunca es fácil...