miércoles, 28 de enero de 2009


Acaso fue timidez
o sólo es miedo a romperme más
y no acostumbro a verte reír
no te sobran motivos, no.

Llévame a aquel lugar
donde el viento no sopla…
tú has recubierto de fragilidad
el estado de las cosas.

Y esperaré a que nadie nos mire,
bajaré la voz y te recordaré
que lo correcto no siempre es lucidez…

Y aunque sé que pido respuestas,
yo no las daré, no me expliques
que algún día seguro dormirás…

en el lugar donde te mereces.

Todo a mi alrededor me da vueltas
da vueltas, el clandestino poder de pensar
que nunca más te merezca, no.


en el lugar donde te mereces…






neorama

jueves, 22 de enero de 2009

Esternocleidomastoideos


En un mundo perfecto podría haberlo hecho, haberme lanzado dentro de la piscina, sin miedo a que estuviera vacía; en un mundo perfecto podría fingir que no pasa nada, que a pesar de todo seguiré para delante; en un mundo perfecto simplemente me tratarías como a los demás sin pretender que soy algo especial; en un mundo perfecto, me entenderías sólo con mirarme y no dirías nada, porque no habría nada más que decir. Pero la piscina está llena de otra agua que no es la mía; pasa, claro que pasa, y cada vez me cuesta más seguir adelante; no me tratas como a los demás de tu día a día; me entiendes cuando te miro y no me dices nada porque hay tanto por decir... En un mundo perfecto yo no te conocería, porque así sería feliz.

lunes, 19 de enero de 2009


Siempre pierdo todo lo que tengo, de hecho hay veces que pierdo cosas que ni siquiera he tenido. ¿Tan egoísta es querer retener? Los pensamientos por lo menos deberían permanecer conmigo, pero escapan, huyen aterrados al descubrir el interior de mi mente... todos huyen aterrados. Sólo quiero tener algo que por una vez no se vaya de mi lado.


Tú te mereces algo de amor...

--¿Cuánto tiempo hace que no estás con una mujer?
--Cuatro años.
--¿Cuatro años?
--Sí.
--Creo que te mereces algo de amor --dijo--. Soñé un día contigo. Abría tu pecho como si fuera un gabinete, tenía puertas, y cuando abría las puertas veía toda clase de cosas suaves: ositos de peluche, pequeños animales de piel aterciopelada y todas estas cosas blandas y suaves que daban ganas de acariciar. Luego tuve otro sueño acerca de otro hombre. Se me acercaba y me entregaba unas hojas de papel. Era un escritor. Cogí las hojas de papel y las miré. Y aquellas hojas de papel tenían cáncer. Su escritura tenía cáncer. Yo me gobierno por mis sueños. Tú te mereces algo de amor.