Una de las tareas más difíciles para el hombre es conseguir su propia independencia. Una vez que la consigue es por fin libre. Ya no hay nada que le ate a lo terreno, y entonces... ¿merece algo la pena? La desvinculación emocional, la tan ansiada independencia, nos conduce al suicidio. No eres libre, eres una víctima más de la frialdad y la insensibilidad. La independencia nos aisla, crea una pantalla de hormigón ante cualquier pista de sentimientos. Pero ¿con quién va a estar uno mejor que consigo mismo? ¡Arriba las armas! ¡Quiero mi independencia!
miércoles, 3 de septiembre de 2008
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1 comentario:
Como estamos....
He de decir que me divierto mucho conmigo mismo, pero q a veces encuentro demasiados detalles que quisiera compartir. Besos
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